Cuidémonos del Monóxido de Carbono con la llegada del frío

monoxido

El monóxido de carbono es un gas venenoso, carente de color u olor, por lo que ha sido denominado como el asesino invisible, producido por la combustión incompleta del carbono (que se encuentra presente en diferentes materiales, como ser: leña, carbón de leña, gas, alcohol, kerosene y nafta entre otros).

Causante de numerosas muertes al año, todas prevenibles, la supervivencia media de un individuo sano, expuesto a esta condición, se encuentra entre las 3 a 4 horas y la muerte sobreviene al ser reemplazado el oxígeno en el torrente sanguíneo por este gas.

Los síntomas, a igual exposición, pueden variar de persona a persona, siendo los de mayor riesgo de intoxicación los niños pequeños, los adultos mayores, aquellas con enfermedades cardíacas o pulmonares (o ambas), los fumadores y los que habitan en zonas de gran altitud.

Como se mencionó en el primer párrafo, el mayor problema consiste en que el afectado, no es consciente de que los síntomas que padece, están originados por el monóxido de carbono. Estos pueden ser

  • Dolor de cabeza.
  • Náuseas o vómitos
  • Mareos acompañados de cansancio.
  • Letargo o confusión.
  • Desmayo o pérdida de conocimiento.
  • Alteraciones visuales.
  • Convulsiones
  • Estado de coma.
  • Pueden producirse otros síntomas muy parecidos a una intoxicación alimentaria, un cuadro gripal, un problema neurológico o cardíaco. Acá observamos que por inhalación de este gas venenoso, el afectado puede confundir su cuadro con otra patología.

En base a lo detallado y ante los primeros síntomas, es necesario ventilar el ambiente y concurrir al hospital o centro de salud más cercano, indicándole al personal médico la sospecha de estar sufriendo una intoxicación por Monóxido de Carbono.